Hay ocasiones en que un cliente nos pregunta si su cuadro necesita una limpieza. Y para ello basta un truco muy sencillo.
Por lo general, cualquier pintura sobre tela cuya capa pictórica sea acrílico, óleo, guache, pasteles o técnicas mixtas debería ser barnizada como medida de protección ante el exterior, y en ocasiones para realzar los tonos.
Debemos exceptuar obras contemporáneas en las que el autor ha decidido expresamente no barnizar su obra, lo normal es que las pinturas de caballete tengan esa protección.
Pero el paso del tiempo hace que se acumule suciedad, los barnices se oxiden y amarilleen, haya acumulación de detritus de insectos e incluso humo de las calificaciones, chimeneas y polución atmosférica en los núcleos urbanos.
El ver la obra a diario hace que se nos pase desapercibido estas alteraciones, como cuando nos ponemos unas gafas con cristales coloreados y sólo al quitártelas te das cuenta de como te habías adaptado a ellas.
Cuando un cliente te pregunta si ese cuadro necesita una limpieza es porque algo intuye o ha notado. Partiendo de la base de que eliminar una capa de barniz es eliminar su protección, sólo debemos plantearnos esa cuestión, cuando su alteración desvirtúe su lectura o dañe la obra.
¿Truco para saber cuando un cuadro necesita una limpieza?
Técnicas
Para saber si un cuadro tiene necesidad de una limpieza lo mejor es mirar por debajo de las pestañas del marco. Y si no es posible o no se aprecia claramente, desmontarlo del marco y mirar en los extremos para valorarlo.
En el caso de la fotografía el cliente no tenía esa seguridad y nosotros sin conocer el cuadro previamente tenemos que fijarnos bien. Pero un cielo o el agua de un marina no deberían mostrar tonos verdosos sino azules. El blanco de las nubes debería ser blanco y no amarillento.
Pero al desmontar el lienzo del marco, podemos apreciar como las pestañas del mismo han protegido la obra. La luz y las inclemencias no han alterado los extremos tapados por el marco. En ocasiones, hay pinturas que se han barnizado sin haber desmontado el marco, y esto hace que los extremos permanezcan en el estado más próximo al original.
En este caso el barniz había amarilleado mucho y era necesario realizar una limpieza de barniz al cuadro. En las fotografías con los círculos A y B, se puede observar el color original del cielo en el lateral tapado por la pestaña del marco (zona A). La zona B es una zona limpia de barnices oxidados, pero dejando una ligera pátina. Parece que no está del todo limpio, pero es el punto al que debemos ir los resturadores de pintura.
Este cuadro necesita una limpieza inmediata
Procedimos de común acuerdo con el cliente a retirar lo que luego vimos eran varias capas de barniz oxidado.
En la fotografías 5 y 6 se aprecian la primera fase de limpieza. Se aprecia el contraste entre las zonas originales y sucias con respecto a las zonas donde se actúa retirando una primera capa de barniz oxidado.
En las fotografías 7 y 8 se procedió a una segunda fase con técnica y medios distintos a la primera. Poco a poco se fue retirando esta segunda capa, pero sin llegar a eliminar del todo el barniz protector.
Pátinas
En restauración hablamos del término pátina como un valor añadido y que no debemos eliminar. Hacer una limpieza a fondo, además de agresivo, va en contra de las directrices actuales que rigen los modos de actuación en la restauración internacional de obras de arte. En estas últimas fotografías se aprecia como todavía los bordes de la pintura se ven más limpios que las zonas interiores donde hemos procedido con la limpieza de la obra. Este es el punto donde debemos parar y no profundizar más en la limpieza del óleo.
Después de uniformizar todas las zonas para que mostrasen una limpieza homogénea, dejamos el cuadro listo para dar el barniz final y disfrutarlo de nuevo par años venideros.
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